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De un perchero a vender por mayor y 100% online

Renunciar a sueldos abultados y carrera en empresas internacionales para experimentar algo mejor. Para probar. En esa prueba totalmente arriesgada, desordenada y sin ningún plan, surgió Pachu Indumentaria.

 

 

 

Una tienda pionera en la venta de ropa al por mayor, 100% online. ¿Y por qué digo pionera? Porque ni los mayoristas de Flores lo hacían.

Me acerqué a Kelly, la dueña de uno de mis proveedores favoritos de Avellaneda, Kandente, y le dije:

—Mirá, estoy vendiendo en internet. Omití decirle que los vendía al por mayor. Sus ojitos achinados se le hicieron grandes como dos aceitunas. Hoy, Kelly no tiene un local, tiene dos y una página web que la rompe.

​​​​​​​​​Nunca tiré la toalla… salvo en Miramar

Empecé de a poco, pero con constancia. Recuerdo noches enteras quedándome embobada frente a la pantalla, agregando productos, editando y corrigiendo.

Le escribí a todas las clientas que pude, contándoles sobre mí y lo que hacía. El resto de los clientes no tardó en llegar.

​Amor envuelto en papel de seda con olor a sandía y pepino

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La experiencia fue alucinante. Pasé por todos los oficios y profesiones: desde crear y fotografiar producciones de ropa hasta diseñar mi propio logo. No pasé desapercibida en la TV. Desde Canal 13, me pidieron el logo de mi marca a cambio de que la conductora se vistiera con algunas prendas de "Pachu". Sin dudarlo, envié  mi simple y tan querido "logo" que, por supuesto, arme en Canva.

Me vi todo el programa solo para ver mi nombre en un cuadradito minúsculo.

Y ahí estuvo. Un segundo, pixelado, pero ahí estaba un nombre con vida propia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

​​​​​​​​​​Obsesión por los detalles

Pero, como todo lo bueno, también está el lado B. Mi cuerpo empezó a reaccionar. Mi piel me pedía a gritos ayuda. Empecé con unos simples granitos y terminé con acné severo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La ansiedad de querer hacer no una tarea, sino miles. Y todas bien, claro. Si sos emprendedora, me vas a entender: caminar horas buscando el mejor producto para el cliente, pensar el look, armarlo, sacarle la “mejor” foto para que la calidad traspase la pantalla, empaquetarlo y suplicar que el olor a sandía y pepino llegue intacto al interior del país. Corroborar y despachar más de 20 prendas por pedido. Avisarle al cliente. Responder sus dudas. Bajarles la ansiedad. Rogar para que todo llegue bien y a destino. En ese querer “dar lo mejor”, nosotros terminamos sintiéndonos “lo peor”.

Pachu, se había convertido en mi vida. Me aleje de mis amistades, entorno familiar, y hasta de la Universidad. Nadie me entendía la locura y pasión  que tenia por lo que hacía. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pero, rendirme nunca fue una opción. Desde que decidí emprender, supe que mi mayor desafío no sería el mercado, la competencia ni las ventas. El verdadero desafío fue romper con una tradición familiar de abogados y animarme a hacer algo completamente distinto.

​Nunca dejé de buscar la aprobación de mis padres. Como si aún fuera esa niña que quería que la miraran con orgullo. Como si cada venta fuera una forma de demostrar que mi decisión tenía sentido.

Porque emprender, online, sola, sin un manual escrito, sin duda fue una aventura inolvidable y recomendable. ​Porque más allá de todos los momentos de angustia, hacer lo que realmente quería fue lo mejor que pude haber hecho.

​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​Entre pañales y chupetes

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Finalmente, me recibí en la UBA de Lic. en Administración y fui a recibir el título con una de mis personas favoritas: Tomas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La llegada de mi primer hijo, fue la excusa perfecta para tomar un respiro y empezar de nuevo.

Esta vez no iba a empezar sola. Crear una red de apoyo iba a ser excluyente.

Esta vez empiezo de nuevo, pero con una gran diferencia: me conozco. Conozco mis fortalezas y mis debilidades. 

Siempre hay alguien que me pregunta: ¿y Pachu?

Hoy, Pachu se viste de "Avellaneda Spot", con esa energía y entusiasmo que me caracterizan, para animar y acompañar a muchas mujeres guerreras y hombres fortachones que quieran impulsar su negocio pero de una manera esencial y excluyente: disfrutando del proceso, desde lo simple y aburrido, hasta lo mas lindo.

Gracias por leer un pedacito de mí.

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