
En un mundo donde todos parecen tener un plan claro y recursos a su disposición, yo comencé mi viaje sin nada de eso.
Recuerdo aquellos días en los que la incertidumbre era mi única compañera. Sin un mapa que seguir, me lancé al abismo de lo desconocido, impulsada únicamente por una actitud positiva y una determinación inquebrantable.
La falta de recursos no fue un obstáculo, sino una oportunidad para ser creativa.
Aprendí a encontrar soluciones en los lugares más inesperados y a aprovechar cada pequeña oportunidad que se presentaba. Cada tropiezo se convirtió en una lección, y cada desafío, en un peldaño hacia mis sueños.
Hoy, miro hacia atrás y veo que la actitud fue mi mayor recurso. Creer en mí, y la voluntad de seguir adelante, a pesar de las adversidades, me llevaron a donde estoy ahora.
Si te encontras en una situación similar, recorda: no necesitas un plan perfecto ni todos los recursos del mundo. Lo único que realmente si importa y necesitas, es TU ACTITUD. ¡Adelante, el camino se construye mientras avanzas!
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